Yo sé lo que es tener un buen sueldo, pero también entiendo a plenitud que al recibir cada cheque, puedes llegar a sentir un pequeño gran vacío dentro de ti.
He vivido esa desazón de saber que sólo ha pasado un mes más, pero que sientes no estar avanzando.
Sé lo que es sentirse estancado, aunque la sociedad piense que “te va bien”.
Yo también descubrí que un trabajo “seguro”, no me brindaba seguridad.
Quedarme en mi zona de confort era lo más inconfortable que había.
Pude experimentar en carne propia lo que es que anhelar un cambio de vida, pero tener ese temor paralizante de enfrentar el reto.
He visto pasar mis sueños delante de mí, y permitir que se escapen o que alguien más me los arrebate, y sólo por el miedo a perder mi estabilidad laboral o económica.
Entiendo perfectamente lo que es ahorrar por mucho tiempo para iniciar “EL PROYECTO” y finalmente regresar a un cubículo porque “quizás no es el tiempo aún, o no he encontrado al socio adecuado” o infinidad de excusas más que abundaban en mi mente en aquellos tiempos.
Me inscribí en curso tras curso, certificaciones, entrenamientos, especializaciones, pensé hasta en un doctorado, todo en búsqueda de esa “respuesta” que llenara ese vacío que había dentro de mí.